martes, julio 03, 2007

......Encuentro Nocturno

Sigiloso… Temeroso de este inmenso y voraz mundo.
Ciertamente emergió de alguna infame grieta,
soslayando el impecable enlosado de tan selecta estancia:
ciudadela del glamour y la lisonja,
devotos del despilfarro, en eterna pleitesía al plástico.

Huyendo del pasado, dudando del futuro,
rasgando cada segundo de esta interminable noche,
transcurrida entre mil y un pasos… y mi espera.
¿Por qué abandonás tu refugio?
¿Por qué te enfrentás solitario a la apatía colectiva?

Con repugnancia lo descubro, observo su correteo,
temiendo que busque refugio en mis extremidades.
Luego cavilo sobre la inútil manera en que este bicho,
arriesga la célebre obstinación evolutiva de sus antecesores.
En cualquier momento morirá aplastado, me digo.

La oscuridad madura, el frío también…continúo esperando.
Hordas ávidas de júbilo, embotellado en etiqueta negra.
Escotes y tacones puntiagudos se acercan presurosos,
recordándome al diminuto polizón, quien justo ante mis ojos,
es aplastado sin compasión…pobre y triste insecto, me digo.

El morbo me impide ignorar a la infeliz criatura…
Busco entre los miles de pasos, y para mi asombro, allí sigue.
Pareciera de pronto, haberse tornado en ortóptero,
sagazmente esquiva cada pisoteo…
¿Será más fuerte su dolor, o su instinto?

Una llamada me distrae: diez minutos más, promete…
Intento entretenerme en otra cosa: la manada de uniformados,
jugando a escoltas de viajeros; la legión de niños danzantes:
ebrias marionetas en boga, con identidad calcada…
De reojo observo sus agónicas piruetas… Pronto acabará, me digo.

Cuanto más intento obviarlo, más me inquieta:
su fragilidad me conmueve, pero más lo hace su tesón.
Fraguo alguna forma de ayudarlo, percatándome luego,
de mi risible idea: rescatar al más inmundo de los seres.
Aborto entonces una misión, que sólo inició en mi mente.

Pronto la espera habrá valido por cada segundo invertido.
Unas pocas copas y una melodía añeja me llevarán al pasado.
Unas pocas lágrimas se refugiarán en su hombro,
Intentaré fumar hasta la última pena… incluso quizás la del bicho.
No buscaré pasión, ni caridad… sólo su fiel compañía.