
Gerardo me guardó como un libro más en su estantería,
en el enésimo peldaño yazco confinada al desuso,
su ausencia es mi capítulo inconcluso,
y su regreso, mi más nostálgica utopía.
Por algún tiempo distraído estuvo en mi lectura.
Él ignoraba mi ilusión de ser algún día,
la musa que a su inspiración acudiría,
en instantes de razón o de excéntrica locura.
El roce de su piel hoy es sólo añoranza,
impregnado en cada página llevo su tacto.
Extrañarlo hasta la muerte parece ser mi pacto,
y olvidarlo un poco cada día, mi esperanza.
Literatura barata en sus manos, parezco haber sido,
una efímera lectura en su selecta biblioteca infiltrada,
y aunque indeleble sigue su rúbrica en mi portada,
no soy más que una insulsa fábula destinada al olvido.
en el enésimo peldaño yazco confinada al desuso,
su ausencia es mi capítulo inconcluso,
y su regreso, mi más nostálgica utopía.
Por algún tiempo distraído estuvo en mi lectura.
Él ignoraba mi ilusión de ser algún día,
la musa que a su inspiración acudiría,
en instantes de razón o de excéntrica locura.
El roce de su piel hoy es sólo añoranza,
impregnado en cada página llevo su tacto.
Extrañarlo hasta la muerte parece ser mi pacto,
y olvidarlo un poco cada día, mi esperanza.
Literatura barata en sus manos, parezco haber sido,
una efímera lectura en su selecta biblioteca infiltrada,
y aunque indeleble sigue su rúbrica en mi portada,
no soy más que una insulsa fábula destinada al olvido.