
Que por qué te he olvidado,
preguntan tus ojos sin hacerlo.
Lo inquieren igual tus ademanes,
sin poder evitarlo.
Por fin lo hacen también tus labios,
sin lograr contenerse.
Y me cuestionás así de fácil,
cual propietario absoluto
de la que hasta ayer fuera
una vida dedicada sin mengua a vos.
No es mi corazón quien te responde,
porque en él no inspirás ya
sentimiento alguno, y ha delegado
esa función a mi cabeza.
Es entonces su juicio el que confiesa,
que ha decidido desertar
a los cangrejiles pasos,
que hasta hace dos inviernos
me llevaron inexorablemente a tu mar,
del que por fin me he emancipado.
preguntan tus ojos sin hacerlo.
Lo inquieren igual tus ademanes,
sin poder evitarlo.
Por fin lo hacen también tus labios,
sin lograr contenerse.
Y me cuestionás así de fácil,
cual propietario absoluto
de la que hasta ayer fuera
una vida dedicada sin mengua a vos.
No es mi corazón quien te responde,
porque en él no inspirás ya
sentimiento alguno, y ha delegado
esa función a mi cabeza.
Es entonces su juicio el que confiesa,
que ha decidido desertar
a los cangrejiles pasos,
que hasta hace dos inviernos
me llevaron inexorablemente a tu mar,
del que por fin me he emancipado.
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