que entre miles de estrellas,
entre cumbres y ríos;
te lleve mi recuerdo.
Que sin querer me pienses,
que sin pensar me quieras
y sin razón aparente,
añores nuestros días.
Que mi suspiro eterno,
cual faro, oriente tu travesía.
Un muelle solitario avistarás
a lo lejos, sobre la costa.
Una silueta ya conocida te
hará pronunciar mi nombre.
Despertaré otra vez agitada,
con las olas rompiendo el sigilo.
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